Norteando Introducción.

El norte de Chile, un lugar de conflictos; donde el desierto comienza desde la alta cordillera y no termina hasta el mar; un lugar muy rico en recursos minerales no renovables, pero muy pobre a la vez en formas de vida, donde esta se abre paso solamente en lugares espécificos y muy repartidos, generando un cúmulo de ecosistemas únicos en el mundo. Pocos valientes se atrevieron a colonizarlo de manera definitiva y supieron utilizar sus recursos naturales, así como muchos murieron defendiendo la posesión de sus recursos minerales, en favor de mezquinos intereses.

Actualmente, está poblado principalmente en la costa, mientras que en el interior, unos pocos valientes se atreven a vivir en un clima árido y poco amistoso. Asímismo, muy pocos valientes, aparte de los excelentemente equipados y aclimatados camioneros se atreven a recorrelo en plenitud.

Con Lauchón decidimos salir a recorrerlo tranquilamente durante 19 días de corrido, para llegar hasta el límite norte. Si se traza una línea directa, serían 2.100 kilómetros entre Curicó y Arica, y si agregamos la vuelta se totalizarían 4.500 kilómetros. Pero en la práctica el valor fue mucho más.

Había que ir preparados, por lo que Lauchón recibio sus preparación básica para un viaje largo, más portar refrigerante en caso de fuga y aceite en caso de desgaste. El chofer por su parte, se preparó físicamente exponiendo el cuerpo a altas y deshidratantes temperaturas y a extenuantes horas de vigilia diurna, para estar preparado para camino. A su vez, el equipamiento incluyó un bidón de agua constante, un termo donde llevar agua caliente en caso de requerirse, una botella para beber mientras se conduce, para el sol, potente bloqueador solar, jockey que también protege el cuello, buenas gafas, cortaviento para proteger del viento y arena, ropa para clima caluroso y para clima frio, ya que buena parte del norte está en altura y las noches tienen bajas temperaturas.

Esta es la historia de un viaje que pocos se atreven a realizar en solitario, donde hombre y máquina se unieron por un solo objetivo, trascender en los anales de las grandes travesías.

Las vacaciones del Loco

Vacaciones.... un tiempo pra descansar... en algunas partes, un deber inalienable para el cuerpo, en otras, un derecho que no se conoce o no se tiene en cuenta. Pero, que son las vacaciones, es el períododl año en que cualquier persona se dedica exclusivamente a descansar, sin tener que concurrir al lugar donde trabaja. en el fondo, es un momento para uno mismo, donde el cuerpo se olvidan rato de las labores cotidianas, normalmente urbanas, y se entrega a mayor placer después del dormir, el descansar.

Este loco, al igual qu varios, ya lleva su tiempo acumulado sin tomarse ese merecido descanso, sintiendo ya en el cuerpo ese resentimiento que dice "levantate tarde por lo menos una semana, o desconectate de la pega". Efectivamente, me hace falta el descanso, pero yo tengo una manera muy particular de descansar, y es el viajar. Porque este arte, no solo es desconectare del trabajo, sino también de la gente y el medio que te rodea, como dice un dicho en mi tierra "Cambiar de aire".

Ustedes saben que tengo a Lauchón ahora, mi fiel compañero de viajes. Me a acompañado en inumerables ocasiones hasta las situaciones más inverosímiles que puedan ocurrir, pero ahora, le va a tocar acompañarme en la más grande aventura que haya tenido que enfrentar; llevarme lo más lejos posible de mi tierras para descansar de ellas.

Presupuesto, no es inconveniene, para eso se ha ahorrado todo el año; lugar de destino, hasta adonde el pueda llevarme; tiempo disponible, es el inconveniente que surge, ya que aparentemente contaré solo con 2 semanas para salir a recorrer por ahí, lo que ya me raya la cancha para determinar hasta que distancia llego.

Muchos me dicen que es muy largo el viaje, que voy a perder muchos días, y los más pesimistas, que no voy a ser capaz de hacerlo. Yo les digo, que desde chico vengo estudiando esos caminos, y que se perfectamente a que me voy a atener, que distancias recorrer, y que decisiones tendé que tomar. Además que me gusta conducir, y unos de mis sueños ha sido el viajar, extensivamente en solo, deteniéndome donde me pille la noche o cuando el cuerpo me pida descanso.

¿Norte o Sur?

Este factor es importante, ya que por mi ubicación geográfica, el tiempo influye bastante. Si hubiera contado con 3 semanas, ya tenía orgnizada una expedición hasta la Patagonia, en mi Suzuki Alto, con los tiempos de viaje calculados, costos de bencina, alimento y alojamiento, y sitios y alternativas de visitas. Hubiera sido un desafio haber recorrido 10000 km, en un plazo de 3 semanas de una sola sentada. El destino final hubiese sido Punta Arenas. Este viaje bajo ningún precepto ha sido desechado de todas maneras.

La otra alternativa es el Norte del país, para ser franco, una que no había pensado en el corto plazo, pero que si la comparamos en lo que se refiere a tiempo y distancia por recorrer, es bastante práctica, porque no requiere de tanto tiempo como el sur. También no requiere que se tenga que salir del territorio nacional, lo que en estos países "soberanos" puede resultar bastante cómodo. Pero existe el detalle del calor del desierto, lo que obliga a una extenuante puesta a punto del coche y llevar una constante vigilancia al calor el motor. Lo bueno es que como no saldría de chilito, tendría siempre un taller o concesionario a mano, además de poder aplicar los seguros compementarios que poseo.

Por ahora, organizo el viaje por el norte también, para tener 2 posibilidades de poder arrancarme, según mi tiempo asignado.

Un Auto Aislado...

Es curioso como una lluvia extrema, una mala jugada de la naturaleza y simplemente una mala planificación, te puede dejar completamente atrapado dentro de tu pueblo.

Una vez que se cortó toda conección con el norte con la caída de los puentes Teno y Rauco, y la caída del puente ferroviario sobre el Lontué, peligrando la conectividad por el sur, y con un hermoso día soleado que hipócritamente decía "Después de la tormenta, siempre viene el sol", decidí sacar a pasear al Lauchón para que supiera lo que es estar atrapado en tu ciudad.

Fuimos primero al sur, a ver el puente Lontué. Después de dejarlo en una ruta lateral que llega hasta un poco antes del rio, cerca de un servicentro pero realmente LLENO de camiones esperando que los dejaran pasar al sur, caminé hasta el puente para obtener la siguiente fotografía, un poco repetida ya, pero que deja pensativo.

Ese puente si se soltaba de sus bases, amenazaba con empujar las patas del puente de la pista que va al norte, hacia Santiago, lo que terminaría colapsando parte del sistema vial del país. Los camiones estaban esperando, porque se sospechaba que su peso también podía influir en el puente, que se sentía inestable por los empujones del río.

Luego tomé a Lauchón, y partimos hacia el norte, unos 16 kilómetros nos separaban del siguiente puente, el que cruza el rio Teno... A gran velocidad tomé la carretera, y pasando por los servicentros cercanos noté lo grave que se ponía la cosa, en todos había una fila de camiones esperando que se abriera alguna ruta para el norte. Hasta Romeral alcancé a llegar, unos 7 kilómetros del puente, y hasta donde llegaba la fila de camiones en espera en la berma, ahí se desvía el camino hacia Romeral, sin posibilidades de acercarse al puente. Si me hubiera avispado, hubiera llegado por otra localidad a un par de kilómetros del puente, y hubiera tenido una excelente foto.

Acto seguido, dí la vuelta por el paso a nivel, y enfilé rumbo al puente Rauco, por el cuál uno se dirige a la costa. También este puente sirve como posibilidad para cortar hacia el norte por caminos rurales internos, pavimentados y en aceptables condiciones. La gracia de este puente es que pasa por el Rio Teno, que tenía cortado el puente del la Panamericana, y te deja al otro lado de la ribera, sorteando el obstáculo, pero que lamentablemente, el río las emprendió y se llevó un pedazo.

Como el camino es más rural, se pued llegar hasta cerca del río, donde obtuve la siguiente fotografía.

No es un camino que lauchón haya podido sortear facilmente.

Vista lateral del puente, el camión vino retrocediendo desde la otra ribera, por el estrecho puente que tiene unos 330 metros de largo, con la tolva llena de piedras para simplemente depositarlas en la sección caída. Tiene que haber sido muy seco ese chofer.

Finalmente volví a casa, pensando que ojalá instalen pronto un puente mecano para que nuevamente podamos salir a disfrutar los caminos de la región, para que lauchón tenga el placer de cruzar uno y sepa lo que es el esfuerzo de sortear un obstáculo. También supo lo que es estar limitado a unos pocos kilómetros cuadrados de caminos, sin muchas posibilidades de recorrer. Y su experiencia en caminos de tierra tampoco le iba a servir mucho, porque las posibilidades cordilleranas estaban todas cortadas o inundadas.

Horas después del paseo, se había habilitado un Bypass, por los caminos de la costa, desde el pueblo de Teno, utilizando unos excelentes puentes que hay cruzando el río Mataquito, que es el resultado de la unión de los ríos Teno y Lontué, pero que tiene un defecto a mi gusto grave. Por el lado norte del río, el camino es excelente, pavimentado y señalizado, algunas curvas peligrosas, pero que con precaucuón se pueden tomar. Hay que llegar hasta Hualañé, casi llegando a la costa, pero una vez cruzado el puente Paula, tremenda obra que cruza el Mataquito, la vuelta es un infierno, por un camino olvidado de dios, lleno de curvas, piedras gigantes y hoyos que harían sufrir cualquier amortiguación. Por eso, es mejor esperar los puentes mecanos de por acá a tener que tomar ese "pequeño desvío" infernal. Por lo mismo habían recomendado hacerlo de día, en vehículos con tracción y hasta sobre cierto tonelaje. Yo lo hice hace un par de meses atrás en Lauchón y prometí no volver a recorrerlo hasta que lo pavimenten.

Detalle de a que se parece el camino, y cuando lo recorrí, se me hizo de noche.

El viaje de vuelta... Segunda Parte...

Estaba el miércoles siguiente a la visita de la compraventa donde vendían el auto, en mi antiguo trabajo, elaborando los informes diarios de ventas de las distintas filiales que poseía la empresa.

Trabajando duro...

Días atrás me había puesto de acuerdo con mi hermano pequeño para ir a buscar el Sábado siguiente el carruaje juntos a Santiago, pero una serie de instrucciones me sacaron de mi pensamiento. La empresa debía llevar unos informes a un poderoso proveedor en Santiago que tenían como plazo fatal ese mismo día las 17:00 horas, así que tenían como única solución el enviar a alguien en bus hacia allá con gastos pagados. Eran las 10:30 de la mañana. Oía que trataban de buscar a alguien que se ubicara en Santiago y pudiera dejar los documentos sin problemas, que quedaba cerca de una estación de metro y que no era complicado, etc, etc... cuando un colega me dice por detrás "¿Y porqué no vay tu a dejarlos ya que cachai Santiago y de vuelta pasai a buscar tu auto?". Aunque no lo crean, entré en un conflicto de cavilaciones, voy o no voy, tengo que ir a buscar lo palos para el valevista, ¿alcanzo a llegar? quedé de acuerdo con Esteban en ir a buscarlo... YA, me decidí, si no tomo la oportunidad, voy a ser un ratón de por vida. Tomo el celular de la empresa para comunicarme con mi Jefe... pi pi PI pi pi PI... tuuut tuuuuut tuuuut.. aló jefe, que le parece si... a las 11:10 había dejado mi puesto de trabajo con el encargo que había que ir a dejar a la Capital...


Luego de dejar avisado en casita, haber depositado la plata y tomado el valevista en el banco de la nación (donde entraría a trabajar menos de una semana después), me encontraba en el primer bus que encontré rumbo a Santiago, siendo ya las 12. Pagué el pasaje, hice un rápido llamado telefónico a la compraventa para que me tuvieran listo el auto para la tarde, puse mi selección extraña de canciones en mi viejo pero fiel reproductor de MP3, y me dispuse a leer una selección de cuentos de Isaac Asimov llamada Sueños de Robot, para acortar el viaje.



Cerca de las 2 vamos pasando por el puente Maipo, cerca de la automotora asomo la cabeza a ver si se ve mi Lauchón, y ahí estaba brillante y resplandeciente... bueno, hay que hacer el encargo primero, y después soñar... Llego a la capital, cargo la tarjeta para el transporte público que había comprado en viajes anteriores, y me subo de inmediato al Metro alias Patas de Caucho rumbo a la estación que corresponde... eran ya las 2:30.


Siempre me ha gustado andar en Metro, nunca me ha fallado, siempre rápido, fácil de entender, me gusta ese olor característico que tiene, y si te toca un tren cuncuna, más interesante se hace. Como buen huasito, siempre me subo en el primer carro, "para llegar primero", como dijo mi padre una vez, pero también para ver la línea e imaginar que lo voy manejando a la vez. De repente veo que estoy en mi estación, por lo que de un brinco me incorporo
y me bajo tranquilamente para cortar al dirección que iba. Uta las casas grandes que hay en Santiago, si podrían guardar elefantes en ellas, a las 3 con 10, ya tenía listo mi encargo, entregado el paquete, disponía de toda la tarde. Me dije "un cuarto pa las 4 tomo el metro de vuelta, así que voy a comer algo por ahí antes de irme", unas galletas con una bebida fueron mi almuerzo, llamado telefónico a mis hermanos para que supieran que ya estaba todo OK, y al jefe para tranquilizarlo. Vuelta en el metro, había que llegar al terminal de buses para tomar uno al sur, pero que llegara a medio camino. Una vez ahí regatee con el auxiliar hasta que quedamos de acuerdo en dejarme a medio camino, en la compraventa por $500. Esperando en el bus empezaron las ansias, estaba a menos de media hora de llegar a pie a la automotriz y salir andando, así que me armé de paciencia hasta que llegamos, dejándome el chofer muy cerca de la entrada.

Casi corriendo de emoción llegué al lugar, donde entré en contacto de inmediato con el vendedor para la firma de todos los documentos legales previos a la entrega, y a entrega del valevista por el valor del auto. Luego de leer todos los papeles que debía firmar, permiso de circulación, aceptación de entrega previa inspección, comprobante de traspasos firmado, y poder para que se hiciera en Santiago los trámites, por fin llegó la hora, el momento de partir conduciendo lo que de ahora en adelante sería mi auto propio. Sentía en las manos lo mismo que en navidad antes de abrir los regalos, por fin me iría a Curicó desde Santiago en un vehículo 100% mío, y lo digo así porque sería pagado de manera holgada sin dramas económicos. Al igual que un avión, enciendo, pruebo los "sistemas", todo funciona bien, me despido con un fuerte apretón de manos del vendedor, y empiezo el movimiento... me abren la reja de salida, enciendo las luces para entrar en la vía local y me lanzo al camino. Pero ojo, antes seguir hay un punto importante, los autos funcionan a gasolina, así que había que cargar el estanque. Con una sonrisa de oreja a oreja cargué el estanque del propio, y no de papá, o del amigo, y mientras se llenaba, aproveché de colgar en el retrovisor de inmediato lo que es hasta hoy el símbolo característico del auto: el gordo pingüino que me regaló mi cuñada de Punta Arenas, la polola de mi Hermano pequeño, el que hace que lo distinga de otros modelos que lucen similares. Listo jefe, estanque lleno, páguese, y parto, hay que llegar a a Curicó, dejo a mano efectivo para los peajes, busco la salida para entrar a la carretera justo donde terminan las vías concesionadas donde se necesita un dispositivo electrónico de cobro para circular, viro cuidadosamente y le meto pata, entrando al puente Maipo, igualando rápidamente la velocidad de lo otros vehículos.

Previamente dejé sintonizada una radio para acompañar el viaje, la que me acompañó hasta que se fue la señal. Al principio no iba a más de ochenta, acostumbrándome al ritmo de auto... me acomodaba para un lado, al otro, amoldándome a este, moviendo el volante un poco para determinar la sensibilidad a altas velocidades, en fin, hasta que alcancé la velocidad óptima de 95 KM/H, ahí estábamos en el equilibrio... probando la influencia de los camiones al ser adelantado... testeando como afectan las irregularidades del pavimento... la oscilación generada por el viento y otros detalles menores. Primer peaje, quedé chico, tuve que estirarme bastante para entregar la plata. Sigo en camino... viene otra prueba, sacarle pique... llega sin problemas a los 90... 95... 100.... empieza a vibrar.... desacelero y vibra como jalea... acelero de nuevo.... llego a 115, vibrando por completo, desacelero de nuevo... pero aun así no suena nada extraño ni se oyen crujidos o daños... así que la vibración hay que revisarla... seguro debe estar desbalanceado... el sol empieza a decaer, se está escondiendo detrás de la cordillera de la costa y me empieza a dar hambre, así que pasado San Fernando paso a una bencinera para echarme combustible... Un completo un poco costoso pero gratificante... de pronto, suena el teléfono... Señor Beltrán... del Banco de la Nación... cuando puede empezar a trabajar.... el martes, perfecto,mande lo más rápido posible sus papeles y lo vemos en la sucursal el próximo Martes... excelente, que mejor momento... Auto nuevo, pega nueva y mejor remunerada, con mejor posibilidades de ascender, una excelente hora para conducir y la certeza que voy a poder seguir pagando el auto... que más se puede pedir... Ya, me tengo que ir hay que dar aviso en la pega que volví, recoger algunas cosas que dejé... Sigo camino, segundo peaje, me acomodo mejor para no quedar tan corto... ningún problema... Comienzo la llegada a mi pueblo, el olor a plástico del las partes internas de auto me tiene un poco molesto, pero no se compara con la algarabía de poder manejarlo.

Llegué a Curicó pasadas las 8, me fui directo a la oficina a buscar algunas cosas, orgulloso por el pueblo, donde confirmé el llamado del nuevo trabajo. Luego partí a la casa a terminar la jornada y poder mostrar definitivamente el auto. Quedó inmediatamente acompañado de una imagen de la virgen, para protegerlo de las fuerzas del mal, y encontró su lugar en el garaje de la casa.

Dos días después ya estaba listo para entrar a mi nuevo trabajo, y el auto se hizo necesario para ir de la casa a la pega y alcanzar a almorzar al mediodía, la vibración era desbalanceo, y junto con eso los resultados fueron positivos en la revisión de los 10k.

Epilogo, el auto excelente, aperró en su viaje inicial y no demostró querer fallar en un buen tiempo.

Donde todo comenzó...

El transporte, una necesidad básica de la humanidad... El hombre siempre buscó la necesidad de transporte sin mayor esfuerzo físico... Domesticó al caballo y la mula, creó un carro que podía ser arrastrado, diseñó los caminos para fácilmente desplazarse de un lugar a otro... Luego vino el descubrimiento de los combustibles y con ellos la automatización de estos carros arrastrados... Alternativo estuvo la bicicleta, que con la fuerza motriz humana te desplazaba a casi cualquier lugar donde los de mayor tamaño no pudieran. Finalmente nació el automóvil, que en menos de 100 años modificó el ritmo que se mueve el mundo, acortando los tiempos de viaje de 3 días a tan solo 3 horas, cambiando los volúmenes de desplazamiento de la humanidad, las costumbres de vida, el medio ambiente y la percepción de la vida.

Desde pequeño mi percepción de la vida apuntaba a un solo objetivo, el constante movimiento y el transporte en uno de estos carruajes autónomos. Finalmente, luego de largos años devorando kilómetros a pie, en mi fiel bicicleta, en micros y buses, soportando a los choferes con su característica "amabilidad", y en otros medios de transporte alternativos, finalmente llegó la posibilidad de controlar mi desplazamiento...

Luego de mucho presupuestar mis ingresos contra los egresos que se generarían, cotizar diversas posibilidades de vehículos, y negociar tasas de interés muy convenientes, logré el equilibrio perfecto, entre un banco que presta, un automóvil conveniente y un asequible precio por el mismo. Así llegó el pequeño y famoso Suzuki All Terrain Alto, apodado como "Lauchón", la versión 1.1 del modelo Indú, en cooperación de la compañía japonesa. Luego de una visita inspectiva en una automotora en la salida sur de Santiago, con algo de desconfianza por el precio,
pero finalmente convencido por que el autito no tenía problemas de primera instancia, a pesar de buscar por todos lados la quinta pata al gato,hice en la misma automotriz un deposito en línea como pie para afirmar la compra. De no haber sido asi, el auto habría terminado en quien sabe que descuidadas manos, haciendo que triquiñuelas por ahí. Con esto, ya tenía enganchado el
auto a mi haber, lo que aseguraba que no lo venderían y me bastaba con acercarme con el valevista por su valor para tomar y llevármelo.

Ahora venía la otra parte de la compra, el volver con la cantidad a Santiago a buscar el auto...